La diabetes no solo afecta al individuo. Afecta a familias enteras. Hoy en día, la diabetes afecta a toda la familia, desde los padres de niños con diabetes hasta a quienes cuidan a un miembro de la familia de edad avanzada y a aquéllos con un pariente o ser querido que esté en alto riesgo. Es razonable sugerir que la mayoría de nosotros conocemos a alguien que vive con diabetes.
Con el aumento de los costes sanitarios y sociales asociados a la diabetes (727 mil millones de USD en costes médicos directos solo en 2017), debemos pensar en cómo se puede frenar, prevenir y, con suerte, revertir la prevalencia creciente de diabetes, especialmente la tipo 2, y sus complicaciones asociadas. Es una ambición que requerirá un enfoque que abarque a toda la sociedad. Todos tenemos un papel que desempeñar, pero los gobiernos en particular deben hacer más por ayudarnos a proteger a los familiares ante el desarrollo de diabetes tipo 2 y sus complicaciones, potencialmente mortales, así como a garantizar que las personas con diabetes tengan acceso a los medicamentos y la atención que requieren para mantenerse sanas.
Prevención mediante la educación
De todas las personas que viven con diabetes, alrededor del 10 por ciento tiene diabetes tipo 1. Este tipo de diabetes tiene que ser tratada con insulina. En la actualidad, no hay forma de prevenir la diabetes tipo 1. Sin tratamiento, el diagnóstico de diabetes tipo 1 es una sentencia de muerte. Esto significa que, alrededor del 90 por ciento de los casos de diabetes, aproximadamente 382 millones de personas en todo el mundo, son de diabetes tipo 2. En muchos casos, hasta en un 80 por ciento, según algunas cifras, la diabetes tipo 2 se puede prevenir a través de actividad física regular y hábitos de alimentación saludables.
Desafortunadamente, la diabetes tipo 2 pasa desapercibida. Su aparición puede ser lenta y los signos y síntomas de advertencia no son obvios. De hecho, una de cada dos personas que actualmente viven con diabetes permanece sin diagnosticar.
Los gobiernos pueden ayudar a frenar el aumento de la diabetes tipo 2 centrándose en iniciativas educativas y estableciendo políticas que fomenten un mejor estilo de vida y mejores opciones alimenticias. Deben identificar a las personas que aún no hayan sido diagnosticadas y aquellas que corran un alto riesgo para que la comunidad médica pueda intervenir a tiempo, antes de que empiecen a necesitar tratamiento para las complicaciones diabéticas, cuando ya sea demasiado tarde. La diabetes es una de las principales causas mundiales de ceguera, pérdida de miembros inferiores, infarto e insuficiencia renal.
Más de dos tercios (70%) de las muertes prematuras en adultos suelen venir causadas por un comportamiento que comienza durante la adolescencia. Por tanto, es fundamental involucrarse en el entorno del aprendizaje para educar a los niños y jóvenes adultos sobre los comportamientos que pueden conducir a la diabetes tipo 2. Es fundamental que influyamos sobre la adopción de hábitos que faciliten la prevención y creen entornos que promuevan la salud. Es fundamental que trabajemos con los padres para ayudarles a proporcionar a sus hijos un plan para un futuro saludable.